domingo, 3 de abril de 2016

HOTEL HUMBOLDT

El Hotel Humboldt, ubicado en la cima del cerro El Ávila en Caracas, Venezuela es un ícono en la arquitectura venezolana por su moderna arquitectura. Su construcción se realizó entre los meses de mayo y noviembre de 1956.

El hotel formó parte del plan para unir a Caracas con el Litoral a través de un complejo turístico y recreativo que involucraba al teleférico como medio de transporte. El edificio está a una altura de 2.140 msnm, su arquitectura está compuesta por una torre circular que permite una vista de 360º. Con una altura de 59.50 metros, tiene 19 pisos donde se distribuyen las 70 habitaciones (actualmente en desuso) que ofrecían una excelente vista de la ciudad. El edificio estaba dotado de un comedor, un mirador y unas estructuras adosadas donde se encontraban las áreas sociales del hotel: salones, estar, dependencias administrativas, servicios y piscina cubierta. La fachada de cristal se utilizó para ayudar al calentamiento de la edificación



El complejo fue iniciado en el gobierno del General Marcos Pérez Jiménez y estuvo a cargo de los ingenieros Gustavo Larrazábal, Oscar Urreiztieta y la compañía venezolana ENECA. El diseño original del hotel y de la estación Ávila son del arquitecto Tomás José Sanabria, quien formó parte de la segunda generación de arquitectos venezolanos formados en el exterior e impulsores del estilo internacional. El paisajismo era responsabilidad de Roberto Burle Marx pero debido al corto tiempo nunca se llevó a cabo. El arquitecto Alejandro Pietri diseñó las estaciones de Maripérez y El Cojo (Macuto). El hotel y el tramo de Macuto fueron construidos por la compañía venezolana ENECA, mientras que los sistemas teleféricos fueron responsabilidad de la firma alemana Heckel, a través de su representante Georg Jablonski, y también de la compañía alemana Saarbrucken.



Fue estrenado por el Poder Ejecutivo el 11 de diciembre de 1956 e inaugurado el 29 de diciembre del mismo año. Marcos Pérez Jiménez lo calificó como hostería de la cota 2000.
Los teleféricos empezaron a funcionar al público en diciembre del mismo año y fue entregado a la Gobernación del Distrito Capital, con la intención de incorporarlo al patrimonio turístico y de tenerlo en mantenimiento constante.


(HOTEL HUMBOLDT)

Según algunos historiadores y arquitectos, el edificio tenía como propósito principal servir como punto estratégico militar, dado el caso de que las vías de acceso de la ciudad llegaran a colapsar, les permitiría movilizar a más de 800 soldados por hora a través del teleférico. Aun así, el hotel no brindó servicios militares, más bien, se realizaron importantes eventos cívicos de entretenimiento. Fue entregado en concesión a la cadena hotelera Sheraton a mediados de los 60, pero el servicio del hotel fracasó y tuvo que ser cerrado. Posteriormente un accidente en el sistema teleférico provocaría el abandono del complejo.
El hotel fue rescatado a mediados de los 80 e inaugurado junto al sistema teleférico de Caracas el 6 de febrero de 1986. El diseño original de las áreas sociales fue alterado en su mayoría. Posteriormente, el hotel fue utilizado como escuela de turismo, lo que causó el deterioro de las instalaciones y su consecuente abandono..


VISTA INTERNA DE UNO DE LOS SALONES

Ahora bien, el 23 de marzo de 1998 el Fondo de Inversiones de Venezuela, conjuntamente con Corpoturismo, privatizó el Hotel Humboldt y el Sistema Teleférico Caracas-Litoral. El Estado Venezolano traspasó al Consorcio Inversora Turística Caracas, ITC, la explotación del Sistema Teleférico y el Hotel Humboldt, a través de un contrato de concesión pública por treinta años (la cual fue revocada en el año 2007). El contrato transfería el derecho a explotar el Sistema Teleférico y el Hotel Humboldt, con todas las instalaciones conexas, incluyendo el desarrollo de servicios de turismo y esparcimiento relacionados con tal complejo. La empresa que resultó favorecida inició el proceso de reestructuración y rescate de las instalaciones bajo el concepto de conservar lo máximo posible los elementos ya existentes, cuyo valor histórico y arquitectónico es innegable.

VAGONES HACIA EL HOTEL HUMBOLDT

En julio del 2001, cuando fue inaugurado el Complejo Turístico Ávila Mágica, la compañía ITC anunció su reapertura. Sin embargo, el complejo no abrió sus puertas al público inmediatamente, sino meses después. El Proyecto Ávila Mágica se presentó como una nueva alternativa que incluiría restaurantes, pista de patinaje sobre hielo, casino, centros de recreación infantil, así como la recuperación del Hotel Humboldt en su totalidad y la extensión del servicio teleférico al estado Vargas.

A partir de agosto de 2007, el Teleférico y el Hotel Humboldt, junto con las instalaciones del complejo turístico, fueron tomados por el gobierno venezolano.


Con el fin de restaurar el hotel y reactivar los servicios de hostelería y hospedaje, el Ministerio del Poder Popular para el Turismo, se encuentra a cargo del proyecto de restauración, el cual se efectuará en 2 fases:
  • Primera fase: Áreas Públicas
  • Segunda fase: 70 habitaciones
La inversión supera los 108 millones de bolívares contemplados en el plan turismo 2009 - 2019.
Para mayo de 2013, el gobierno nacional de Venezuela empieza las restauración completa del hotel. Se estiman que su apertura sea en 2015. Pero para entonces las obras de remodelación tenían la infraestructura en un estado peor a como estaba antes de comenzar y sin dar señales de una pronta culminación bajo el gobierno del Presidente Nicolás Maduro.


RESTAURACION




 TIPOO DE HABITACIONES QUE EXISTIAN EN LA DECADA DE LOS 50






AREAS INTERNAS DEL HOTEL HUMBOLDT





















LAS TORRES DEL SILENCIO

Torres del Centro Simón Bolívar CSB también conocidas como las Torres de El Silencio son dos torres gemelas de 32 pisos que miden 103 metros de altura construidas durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez en los años 50. Fueron abiertas al público el 6 de diciembre de 1954 y las mismas se ubican en el centro de la ciudad de Caracas llamado El Silencio


Las torres de El Silencio representan la estructura irrepetible de Caracas como emblema de la ciudad moderna. Se pone de manifiesto “el collage perfecto de dos perspectivas urbanas; la abierta, presidida por las Torres hacia el espacio infinito que enmarca el parque Los Caobos (y el cañón del valle al fondo) y la perspectiva cerrada, enclaustrada hacia los bloques blancos y horizontales de El Silencio; la síntesis de un heroico esquema académico que a partir de la simetría orientaba el crecimiento de la ciudad hacia el este; el encuentro de las tres principales avenidas de la ciudad (Sucre, San Martín y Bolívar) y finalmente, el descomunal impacto del primer edificio corporativo de los tiempos modernos, dimensiona la fuerza de un fragmento arquitectónico perfectamente acabado como ningún otro en su objetivo de hacer de la ciudad una utopía construida.




Las torres están definidas como una arquitectura funcionalista que incluye la idea de integración de las artes. Fueron el símbolo de la identidad nacional, de un país que salía de su condición agrícola a país petrolero, al iniciarse su industrialización. Las Torres se imponen como un simple símbolo estético de la modernidad y de la condición de proyecto a largo plazo que afrontaba el país.


Cada edificio queda suspendido en el aire sobre el terreno, sobre pilotes. Los caraqueños transitan debajo de ellos a lo largo de las plantas libres sin entorpecer su funcionamiento; la cubierta ya no es inclinada sino plana, para aprovechar el uso de sus terrazas; los pilotes permiten las plantas libres, el espacio simétrico es riguroso. Las torres están conformadas por dos paralelepípedos que se levantan airosos sobre el volumen rectangular, conformado por un sistema de plazas, pasillos, pórticos, portadas, áreas comerciales y estacionamientos subterráneos; este conjunto es atravesado por la avenida Bolívar.


En realidad, el conjunto residencial de El Silencio (1942-1945) tiene su arranque en el proyecto urbanístico de Carlos Raúl Villlanueva, considerado el primer gran arquitecto de la Venezuela moderna y es un notable ejemplo de un país pujante, que recibía emigrantes europeos a raudales y en el que su poderoso gobernante convertido en dictador aplicó mano dura y antepuso la eficacia en la construcción de obras públicas fastuosas.


Aquellas obras siguen siendo símbolos de la moderna Venezuela: la autopista La Guaira-Caracas-Valencia, el Paseo de los Próceres, los bloques del 23 de Eneroa, estadios de béisbol y fútbol, distribuidores de tráfico, el hotel Humboldt sobre el cerro del Ávila y un teleférico de acceso desde la estación de Mari Pérez; la Ciudad Universitaria, el Círculo de las Fuerzas Armadas, la avenida Bolívar, el Helicoide, la ciudad vacacional Los Caracas, el teleférico de Mérida, el puente sobre el lago Maracaibo




Las torres fueron construidas a partir de un proyecto del arquitecto Cipriano Domínguez en colaboración con Tony Manrique de Lara y José Joaquín Álvarez, y sus primeras trazas datan de 1948. Constituyen un ejemplo único de arquitectura urbana, funcionalista y monumental. Su aporte a la ciudad es emblemático y se fundamenta en el escenario de la arquitectura moderna que dará empuje a la ciudad del siglo XX, “como en efecto sucede con el perfecto ensamblaje de arquitectura encuadrado entre las torres, los blancos y horizontales bloques de El Silencio y el trozo de ciudad que las acoge. Maneras de construir, edilicia que abanderó el triunfo, conocimiento y grado de civilización urbana que alcanzó en un período reciente el tiempo de la ciudad”

Cada edificio queda suspendido en el aire sobre el terreno, sobre pilotes, que permiten plantas libres y Caracas transita debajo de ellos sin entorpecer su funcionamiento. La cubierta es plana y aprovecha el uso de sus terrazas. El espacio simétrico es riguroso y las ventanas se extienden de un lado a otro. Para hacer posible su construcción fue necesaria la demolición del famoso hotel Majestic, con gran dolor de muchos caraqueños de la época, aunque el esplendor de la nueva construcción lo superó con creces.




Las torres de El Silencio se convierten en la primera experiencia en Venezuela que pone en práctica un organismo arquitectónico multifuncional en el nuevo corazón de la ciudad. “La estratificación de las diferentes funciones, las plataformas equipadas, la especialización del tránsito de vehículos, la experiencia de sus pórticos estructurales metálicos y la importancia otorgada a las áreas cívicas y peatonales, lo señalan como empresa de diseño a escala cuyo valor revolucionario modificó el espacio físico para la sociedad moderna venezolana convirtiéndolo en un icono de valor continental


En la propuesta final de Cipriano Domínguez en 1949 se establecen dos hileras continuas de edificaciones que ascienden gradualmente de altura a partir de los bloques 2 y 3 hasta culminar con las dos torres de 32 pisos y 103 metros de altura, plazas cubiertas, numerosas vías exteriores y subterráneas para el tráfico rodado y de peatones, zona comerciales y central de autobuses, constituyen el núcleo de una ciudad múltiple que se prolonga en la avenida Bolívar y posteriormente se enlaza con la autopista del Este.


Ejemplo de arquitectura urbana, funcionalista y monumental, su desarrollo siguió los “cinco puntos” de Le Corbusier: la planta libre, los pilotes, los corredores profundos y verticales, los estacionamientos y las amplias escalinatas, los detalles en bronce, las rampas, los “brise-soleil”, las terrazas-jardín, el desplazamiento vertical, la plaza aérea, la espléndida terraza pública, el sentido albertiano de la arquitectura, la evocación cubista, las calles memorables, las secuencias de puntos estabilizadore. En el nivel avenida se habilitaron 100 locales comerciales y otros 200 en el nivel sótano 1, que fueron todo un referente en su época.


Las torres de El Silencio dieron vida al primer centro comercial de Caracas y contribuyeron decisivamente a la modernización de la capital venezolana

Durante muchos años las torres de El Silencio fueron el icono más representativo de la modernidad en la que vivía Venezuela desde mediados de la década de los cincuenta, en pleno auge de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Y lo fueron bastante tiempo, en el que ostentaron el honroso título de los edificios más altos de Venezuela, hasta la construcción de las torres del Parque Central.


Las emblemáticas torres de El Silencio en otro tiempo, ahora son edificaciones en las que los techos están cediendo; las escaleras ya no tienen las barandas de bronce; y las piezas de granito que cubrían los pilotes han ido desapareciendo. Ojalá en un futuro no muy lejano recuperen el significado y el esplendor perdido.